(Radio América). Es digno de análisis el Mensaje de la Conferencia Episcopal de Honduras, de fecha 6 de junio, una de las pocas veces en que la Iglesia Católica, rompe con su secular indiferencia ante los problemas que vive nuestro país, porque los toca someramente y siempre desde el punto de vista eclesial. Alzando la voz, los cristianos estamos de plácemes al conocer la firmeza con que la Iglesia ha puesto los puntos sobre las íes, sobre la demagogia populista que vivimos Honduras, en donde la palabra reelección se ha convertido en un tabú y la dictadura tiende a institucionalizarse. La descomposición social que vive el país, es la prueba de la poca atención que han prestado los diferentes gobiernos pasados, sin haber atendido en forma clara y precisa la deuda social que vive el pueblo hondureño, más miserable, más enfermo y pésimamente educado, este es el resultado de tanta desfachatez de los que nos han gobernado.
Ahora son los médicos y el profesorado los que se han lanzado a la calle, tomándosela, para protestar de la manera más enérgica por la privatización de la salud y la educación, dos de los pilares, que por obligación constitucional deben de atender los gobiernos, pero claro, como decía aquel ilustre padrastro de la patria “la constitución es pura babosada”, pues se ha pasado el gobierno actual por la entrepierna, tales pilares que afectan terriblemente la economía y la armonía del país. Cuatro son los pilares que debe de atender el gobierno: salud pública, educación, infraestructuras y seguridad, la que se salva de los cuatro es infraestructuras, las otras tres quedan en remojo.
A esto debemos de sumar el quinto jinete del apocalipsis: la corrupción, entronizada hasta el tuétano en la cosa pública, hechores y consentidores, más los problemas de orden político, de los ignorantes, de las crisis en todos los entes gubernamentales desde la energía pasando por el agua, continuando con el transporte y la criminalidad y la extorsión que campean a sus anchas, sin que nadie las controle, así la bendita tasa de seguridad que el gobierno ha hipotecado indecorosamente y de la cual se hacen micos y pericos, sin dar cuenta en que se emplea, así estamos y qué hacemos? Nada!. Sin dejar de reconocer el martirio de los migrantes, los pobres y sus necesidades, la juventud que no progresa, la falta de trabajo y demás incertidumbres. El filisteo es la corrupción del hombre medio, este pegajoso populismo de centro derecha.
De desastre en desastre, nadie cree en los políticos, partida de ignorantes y corruptos, asaltantes del erario público, vulgares extorsionadores, no hay aquí quien no robe, partida de desgraciados, donde la ética no existe, donde la moral no vale nada, decadencia, miseria humana. No presentan planes de gobierno que enaltezcan los valores nacionales. Como se decía en mi pueblo “doscientos azules y doscientos liberales, cuatrocientos ladrones”. Cuanto nos falta la renovación de ideales, nuevos tiempos, nuevas ideas. Cual Ley?, si aquí se la pasan por las narices, queriendo justificar una reelección, una reforma a la constitución, una constituyente, cuando la misma lo prohíbe, insultar la inteligencia de los hondureños, justificando un período más para terminar con el país. Hasta cuándo los hondureños nos alzaremos, en función de unos derechos que son constitucionales y que nos permiten desconocer a quien nos ultraja y discrimina. Viene a mi memoria la figura de Gregorio Ferrera, quien alzo su voz y sus armas en contra de la dictadura de López Gutiérrez, no hay quien tome esa bandera por la democracia y la libertad.
Como lo expresará el Poeta de Orihuela: “Revuélvete, es como si quisieran arrancar la piel al sol, al torrente la espuma con uña y picotazo. No te van a castrar poder tan masculino que fecunda la piedra; no te van a castrar”.
“Madre, yo adoro me humillo/él es mi amante y mi amado/ pues de puro enamorado/ anda continúo amarillo/ que pues doblón o sencillo/ hace cuanto quiero/ poderoso caballero/ es Don Dinero”. Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos.
SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN.