Como «una impresionante bahía de aguas azules» describió el famoso ganador del Premio Nobel, Albert Einstein a la isla de Amapala, ubicada en el departamento de Valle.
Actualmente, existe una polémica sobre el tiempo de la estadía de uno de los científicos más importante de la historia. Unos comentan que permaneció alrededor de cuatro días, mientras que otros, aseguran que su llegada al territorio nacional es tan solo un mito.
Radio América entrevistó a los amapalinos de mayor edad, que hoy se han asentado cerca de las distintas playas de arena negra y otras de arena blanca, y recuerdan como el pueblo solía pasar sus días y noches lleno de barcos y turistas.
Es así como el físico alemán, famoso por la Teoría General de la Relatividad, llegó a estar junto con su segunda esposa (quien también era su prima), Elsa Einstein, en aguas hondureñas un 22 de diciembre de 1931.
Aunque lugareños como Julia Suazo afirman que el creador de la ecuación más famosa estuvo unos tres días en la Isla del Tigre, el diario escrito por él mismo dice:
«22 (de diciembre). 8 de la mañana llegamos a la bahía de Honduras. Anclamos en la Isla del Tigre. Impresionante bahía de aguas azules en medio de muchas islas volcánicas, verdes sobre marrón. Nos quedamos hasta mediodía, porque había que descargar. Un francés y una mujer de Bremen nos visitaron a bordo», escribió.
«Los nativos tienen todos sífilis , pero algunos tienen malaria. 36 grados a la sombra. Gran volcán con una nube de ceniza eterna visible por un buen rato a la partida. Escena indescriptiblemente pintoresca», continuó.
Por consiguiente, se entiende que no bajó del navío, pero que si estuvo en aguas hondureñas.
Este diario redactado de su puño y letra, puede ser encontrado en la Universidad Hebrea de Jerusalén donde conservan archivos personales del famoso físico.
En la primera avenida que conduce a la Plaza Central de Amapala se encuentra la Casa Uhler donde, según algunos, se habría hospedado el famoso físico.
Además, la «Perla del Pacífico» llamó la atención del científico lo suficiente como para incluirla en una postal que habría enviado a uno de sus mejores amigos, Max Born, quién también fue galardonado con un Nobel de Física por sus investigaciones de mecánica cuántica.
Entre los archivos personales del brillante, se encontró la postal firmada por él y su esposa (que para obtener permiso de utilizarla puede hacer un pago a la Universidad Hebrea de Jerusalén) que decía:
«Amapala, Honduras! Desde allí usted seguramente nunca ha recibido un mensaje.»
En consecuencia, Albert Einstein visitó el Golfo de Fonseca y por sus descripciones de lo que solía ser el principal puerto del país, le consideró «impresionante».
Lea también: La boda “a lo catracho” que se viraliza por su originalidad (Vídeo)