Radio América. En la homilÃa dominical el cardenal hondureño Óscar Andrés RodrÃguez Maradiaga, manifestó, que, «esa guerra callada que están haciendo para perseguir a Jesús en su iglesia en la hermana nación de Nicaragua, ese no es el fuego que Jesús ha venido a traer».
«Jesús no quiere el fuego de la guerra ni de las armas. Esa guerra tan triste que están sufriendo los hermanos de Ucrania y de Rusia», se refirió también el cardenal hondureño en la homilÃa de este domingo.
Y tampoco el fuego de aquellos que destruyen la naturaleza y que llenan de incendios los paÃses. Es otra cosa, es abrirnos al amor, al testimonio y a la coherencia», replicó la máxima autoridad de la Iglesia Católica de Honduras.
«Debemos preguntarnos que, si el espÃritu de la convivencia y del amor enciende en nosotros una vida cristiana que se vuelque en hacer el bien como decÃa en apóstol Pablo en la epÃstola de los Gálatas: No nos cansemos hacer el bien. Ese es el fuego que Jesús viene a traer para que nuestra fe de fruto abundante», pregonó el jerarca católico.
En el mensaje eucarÃstico el purpurado dijo que el fuego de Jesús es por el reino y del EspÃritu Santo que es amor y vida, o como si dijera he venido a encender las conciencias apagadas, a despejar las mentes embotadas, ha levantar los ánimos decaÃdos e infundir energÃa a los abatidos.
Citó que Jesús ha venido a traer un fuego que ilumina a toda mujer y hombre en este mundo. Un fuego que alumbra la oscuridad y brilla en las tinieblas de muchas vidas apagadas y dormidas.
Añadió que «la fe es un fuego que nos despierta y nos anima el deseo mas profundo de la vida que puede adormecerse en el corazón. El señor Jesús trae un fuego capaz de destruir la violencia, la mentira y la injusticia que muchas veces está instalada en el mundo y se enconde en nuestros corazones».
«El Señor quiere destacar que vivir la fe muchas veces nos llevará a un conflicto, e incluso, entre los miembros de la propia familia», apuntó RodrÃguez Maradiaga.
«El Señor trae un mensaje de paz, pero muchas veces causa división porque se enfrenta contra muchos antivalores. Seguir a Jesús es tomar decisiones que implican cambios radicales en la vida, que muchas veces traen tensiones, conflictos y situaciones que no son compartidas», expresó.
«Vivimos en mundo que tiene la conciencia adormecida, predomina la ausencia del sentido de la vida, es bueno preguntarnos: ¿me siento devorado por el fuego de Jesús? ¿Qué estoy haciendo para que el fuego del Evangelio encienda mi vida y le dé un nuevo sentido?», concluyó el arzobispo de la BasÃlica Menor de Suyapa en Tegucigalpa.
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