Radio América. En la homilía dominical, el cardenal Oscar Andrés Rodríguez, expresó, “en este tiempo de adviento ven Jesús para los más pobres, a los indefensos, hambrientos de pan y de justicia y para los que están en los refugios esperando la caridad”.
Asimismo, el purpurado hondureño pidió a Jesucristo venir para los que no tienen trabajo, a los que están heridos por la vida, los que sufren por la pandemia del Covid-19 y sus secuelas, “a los que somos frágiles, porque solo tu, Señor Resucitado, con tu venida, puedes devolverle a este mundo la esperanza que tanto necesitamos”.
“El papa Francisco nos dijo: que no nos dejemos robar la esperanza por ninguna prueba y dificultad. Señor, Jesús, en ti esperamos y no en ninguna de esas maniobras de politiquería que nos mantiene dormidos y como drogados; de ahí no viene ninguna salvación, porque la verdadera salvación surge de Cristo, y si lo recibimos, abrimos el corazón y nuestras vidas, es la única manera en que Honduras puede cambiar”, manifestó Rodríguez.
Insistió que, “si permanecemos encerrados en lo mismo y en los mismos, de ahí no podemos esperar mas, por eso la invitación del adviento es para todos; salgamos al encuentro de Cristo que viene con el amor y la misericordia”, dijo.
En la misa oficiada, el líder religioso exhortó que la normalidad no es volver atrás y a la misma indiferencia, mediocridad y pecados, sino en salir al encuentro del Señor para una venida de salvación.
Riesgo
“Corremos el riesgo de pasarnos la vida entera enrollados en intereses superficiales, de no tener el reino de Dios y del sentido profundo de nuestra vida, porque tantos caminan en su existencia sin rumbo y de no descubrir nunca una fuerza interior que los despierte de la indiferencia y mediocridad”, subrayó el cardenal hondureño.
“Jesús es él que puede despertar nuestra fe cristiana, de la inercia y de la falta de entusiasmo. El viene a traernos la alegría, su libertad y su fuerza renovadora», agregó.
El jerarca de la Iglesia Católica se solidarizó con las personas que están sufriendo por los daños de las inundaciones en el Valle de Sula, limpiando sus casas del fango o del lodo con la idea de volver a empezar, puntualizando que, «la esperanza de Jesús es la que nos mueve y quiere tocar los corazones de todos para que nos ayudemos unos a otros. Ese es el espíritu del adviento”.
Información: Rony Salinas