En 1945, los bombardeos estratégicos -prohibidos por el derecho internacional, pero recÃprocos entre los beligerantes- dejaron a Alemania prácticamente arrasada, con la mitad de su población y de su territorio ocupado por el Ejército soviético y el remanente por los Ejércitos de Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
En la posguerra Estados Unidos quedó como la única potencia militar y económica, con vocación de predominio mundial, solo desafiada por la Unión Soviética, también potencia nuclear que tras la derrota de Alemania ocupó los estados centrales y orientales de Europa.
Estados Unidos -su territorio sustraÃdo a las hostilidades- quedó con su infraestructura industrial intacta, pero con un mercado exterior limitado hacia donde volcar su producción exportable, por lo cual decidió poner en marcha el Plan Marshall de reconstrucción de las economÃas de Europa, para levantar sus capacidades defensas y convertirlas en mercados aptos para absorber sus exportaciones.
La República Federal de Alemania, con esfuerzo propio, trabajando 16 horas diarias para la reconstrucción, provista de una economÃa social de mercado y del Plan Marshall para la inversión productiva, se levantó económicamente y comenzó a producir para el consumo nacional y para la exportación. La fortaleza económica de Estados Unidos de posguerra convirtió a ese paÃs en la locomotora de la economÃa mundial, al consumir todo lo que le vendieran sus socios comerciales.
La República Federal de Alemania se levantó de las cenizas y tras unos 40 años se convirtió en la 4ª. potencia económica del mundo, posición que mantiene hasta ahora.
Nos preguntamos cómo Alemania logró ponerse a la cabeza de Europa y, en una de las economÃas más florecientes del mundo y encontramos la respuesta, entre otros, en los siguientes factores: 1º. una democracia fortalecida, una economÃa de mercado, y su modelo capitalista enmarcado en la concepción de la economÃa social de mercado, destacátandose en la dirección de sus empresas, el gerente de recursos humanos como el más importante, después del gerente general; 2º. en su sistema educativo, la opción de un aprendizaje doble, escolar-industrial a la edad de 15 años; y 3º. masiva inversión en investigación, tecnologÃa e innovación. El orgullo de las empresas y trabajadores alemanes es que sus productos son de los más codiciados en el mundo.
En adición a lo anterior, tras enfrentar exitosamente la pandemia del COVID 19, el Instituto de Investigación Económica (IFO) de Munich, pronostica que en el 2021 Alemania podrá tener una recuperación económica alrededor del 10%.
Debido a su proximidad geográfica y al mimetismo cultural, España, después de la guerra civil (1936-39), en los años 50 estableció con mucho éxito el sistema de formación profesional acelerada. En Honduras pasados muchos años logramos establecer el Instituto de Formación Profesional (INFOP), concebido como el instrumento de capacitación para la producción en la época de la globalización, o como la universidad popular o universidad del pueblo. Era una opción razonable, tomando en cuenta que no todo mundo tiene la vocación para culminar una carrera universitaria. Actualmente se gestiona con la esperanza de un consenso de todas las partes implicadas un INFOP más eficiente, que efectivamente ofrezca a la industria nacional los operarios que necesita para competir regional, continental y globalmente.
Honduras no cuenta con la tradición de una experiencia industrial y cientÃfica como las de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España, pero en la segunda mitad del siglo XX se ha demostrado que hay naciones que han quemado etapas en su desarrollo, pasando mediante un salto de una cultura agrÃcola y mercantil, a otra de alto desarrollo industrial y tecnológico.
Honduras podrÃa repetir esa experiencia con un pueblo que haga un examen de conciencia y encuentre los mejores valores que han sido el motivo de su orgullo como nación: valores democráticos, espÃritu de trabajado, disciplina, dispuesto al sacrificio de muchas horas diarias de trabajo para vencer los daños económicos del COVID-19.
Tendremos que comprometernos a poner todo lo que esté de nuestra parte: gobiernos cada vez más eficientes, abiertos y transparentes; pero debemos estar conscientes que Honduras no se levantará a base de cooperación, la cual debemos agradecer como complementaria, pero solo la inversión productiva, pública y privada, naciextranjera, puede desencadenar toda la potencialidad de nuestro desarrollo. Y el gobierno debe hacer lo que le toca hacer en salud, educación, seguridad personal y jurÃdica, y facilitador de la inversión.
El COVID-19 es una guerra contra todo el mundo. Los hondureños superaremos esta prueba, pondremos en alto nuestra luminosa bandera y también, Dios mediante, nos pondremos al lado de las economÃas emergentes.
¡Dios salve a Honduras!