En el seminario “Nuevas Formas de Solidaridad” celebrado a principios de este mes, el Papa hizo un llamado al mundo en general para lograr mejoras significativas en la desigualdad y reducción de la pobreza. Por su importancia, a continuación se resumen algunos de los temas torales de su mensaje:
- Aunque el mundo es rico y se ha alcanzado un ingreso per cápita de casi 12,000 dólares, paradójicamente los pobres más bien han aumentado. Cientos de millones de personas aún están sumidas en la pobreza extrema y carecen de alimentos, vivienda, atención médica, escuelas, electricidad, agua potable y servicios de saneamiento adecuados e indispensables. Aproximadamente cinco millones de niños menores de 5 años morirán este año a causa de la pobreza, mientras que otros 260 millones, de niños, carecerán de educación debido a falta de recursos, a las guerras y a las migraciones.
- Un llamado para que estas realidades no sean motivo de desesperación, sino de acción, con la convicción que se trata de problemas solucionables y no de falta de recursos, expresando que no estamos condenados a la inequidad universal. La situación actual permite encontrar y generar respuestas creativas ante el evitable sufrimiento de tantos inocentes; lo cual implica aceptar que, en general, nos enfrentamos a falta de voluntad y decisión para cambiar las cosas y principalmente las prioridades. Se nos pide dejar caer las escamas de los ojos y ver con una nueva luz estas realidades, una luz que nos mueva a la acción.
- Un mundo rico y una economía vibrante pueden y deben acabar con la pobreza. Se requiere generar y estimular dinámicas capaces de incluir, alimentar, curar y vestir a los últimos de la sociedad en vez de excluirlos. Debemos humanizar y priorizar mecanismos socioeconómicos para toda la sociedad, en lugar de continuar con un sistema que lo único que logra es aumentar el nivel de injusticia y de violencia social. El nivel de riqueza y de técnica acumulado por la humanidad, así como la importancia y el valor que han adquirido los derechos humanos, ya no permite excusas. Debemos ser conscientes de que todos somos responsables de hacer algo, aunque no todos somos culpables.
- Una nueva ética significa que todos se comprometan a trabajar juntos para cerrar las guaridas fiscales, evitar las evasiones y el lavado de dinero que le roban a la sociedad, como también para decir a las naciones la importancia de defender la justicia y el bien común sobre los intereses de las empresas y multinacionales más poderosas—que terminan por asfixiar e impedir la producción local.
Cuanta sabiduría se encuentra resumida en las expresiones anteriores y cuanto, como hondureños, podemos aprender y poner en práctica para lograr una Honduras solidaria, con menos desigualdad y mayores oportunidades para todos. Solo unidos se pueden lograr las transformaciones que el país necesita, obligando, no implorando, a los políticos que cambien su conducta mezquina, combatiendo la corrupción y el despilfarro de los recursos públicos. De lo contrario, como dice el Papa, Honduras seguirá siendo un país rico, pero solo para unos pocos y por lo tanto, todos seremos culpables.