Durante 85 dÃas, el volcán estuvo expulsando lava, cenizas y gases sobre el sur de la isla canaria de La Palma, y extendió sus coladas de lava por un paisaje verde y fértil, hasta llegar al mar.
Durante este tiempo, la colada volcánica ocupó 1.219 hectáreas y se generaron dos deltas lávicos que ampliaron la superficie de la isla, uno de 43,46 hectáreas al sur de la erupción y otro de 5,05 al norte.
Además, la lava destruyó 1.576 edificaciones según el recuento del catastro y 2.988 según las estimaciones del sistema de satélites europeos Copernicus, muchas de ellas viviendas, además de otras edificaciones como escuelas, iglesias o construcciones agrÃcolas.
Asimismo arrasó 370 hectáreas de cultivo, la mayorÃa plataneras, principal cultivo de la isla y del resto del archipiélago canario, pero también viñas y aguacates.
Tampoco se puede olvidar el daño en las infraestructuras, con 73,8 kilómetros de carreteras destrozados, asà como otras infraestructuras como conducciones de agua, luz y telefonÃa.
Los daños fueron tan grandes porque se dio la circunstancia de que la erupción volcánica tuvo lugar en una zona habitada.
En el transcurso de la erupción se produjeron diez evacuaciones, con 7.000 personas afectadas y seis confinamientos y en el aeropuerto de la isla fueron canceladas 500 operaciones por la presencia de ceniza.
Otro ejemplo de la magnitud del volcán es que la altura máxima del cono llegó a los 1.131 metros sobre el nivel del mar en el punto más alto.
SE MANTIENE LA EMERGENCIA
Después de más tres meses de actividad y destrucción, Pérez habló hoy alivio, satisfacción y esperanza, aunque advirtió de que se mantiene la emergencia.
«Los riesgos subsisten», afirmó el portavoz del Gobierno canario, ya que todavÃa hay gases, cenizas y calor, pero irán disminuyendo, por lo que la perspectiva es positiva.
En cuanto a la población, acoge el fin de la erupción con alivio y duelo por lo perdido, pero también con preocupación e incertidumbre ante un futuro incierto, que pasa por la rápida llegada de las ayudas anunciadas por el Gobierno español.
LA HORA DE LA RECONSTRUCCIÓN
La buena noticia, tras el fin de la actividad volcánica es que desde este lunes empezará a estudiarse el plan de realojo, que será «seguro, ordenado, gradual y paulatino» y las autoridades calculan que los primeros realojos de algunas de las 7.000 personas evacuadas de sus casas podrán comenzar en la primera quincena de enero.
Además, queda un «arduo trabajo» para reponer servicios esenciales y seguir monitoreando los gases del volcán, afirmó hoy el portavoz del Plan de Prevención de Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca), los encargados de coordinar toda la logÃstica de estos meses
Los siguientes pasos son «reconstruir, rehacer, mejorar y reponer», una vez que «ha cesado este terrible goteo diario de destrucción», anunció el portavoz del Gobierno.
Las autoridades destacan también la gran contribución de la ciencia en esta emergencia, con 528 cientÃficos acreditados, asà como el buen hacer de las mil personas del dispositivo de emergencias.
Esta emergencia tuvo como novedad la presencia de drones en el monitoreo de la actividad volcánica, con 2.800 vuelos particularmente útiles para el seguimiento de la actividad eruptiva. EFE
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