Radio América. En la homilía dominical el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, haciendo referencia a las tarifas de la energía eléctrica en Honduras, manifestó hoy que el préstamo con usura y la explotación al pobre “está teniendo una página en el país que es dolorosa”.
El líder de la iglesia hondureña exhortó diciendo que la vivencia sin valores vuelve ingrata a la ciudadanía.
Rodríguez comentó que es difícil ir por todas partes escuchando a la gente sobre el sufrimiento de explotación.
Usura y explotación
“Por donde vamos escuchamos a la gente que está sufriendo explotación y explotación por esas tarifas de la electricidad, gente pobre que dice yo pagaba 200 lempiras y ahora me cobran mas de dos mil”, apuntó.
En ese sentido el prelado de la iglesia católica señaló la existencia de “injusticias que tienen que ser corregidas” porque la “explotación al pobre no puede ser grato a los ojos del Señor», agregó.
No pudo dejar de reconocer el cardenal que la empresa de energía eléctrica (ENEE) se encuentra en una situación financieramente difícil “pero no podemos pensar que es explotando al pobre que van a salir adelante”, añadió.
Ser justos
“Se debe cobrar aquello que es justo pero no esas barbaridades que se están haciendo ante la pasividad de aquellos que tienen que corregir estas cosas”, dijo haciendo énfasis en que la Palabra de Dios es exigente.
En una interpretación del Salmo 14 el cardenal Rodríguez comentó diciendo que el hombre que procede honradamente y obra con justicia; al igual el que es sincero, en todas sus palabras a nadie desprestigia.
Abogó por no hacer mal al prójimo ni difamar al vecino, mucho menos aceptar soborno en perjuicio de inocentes para así ser agradables a los ojos del Señor eternamente.
“Solo con esa parte del Salmo nos encontramos que Honduras no va por el buen camino, porque a muchos les parece que poder destacarse es insultar a los demás”, reflexionó diciendo, mencionando antes la escena en Betania de María y Marta en donde la historia muestra como una de ellas pone en el centro lo que hay que hacer perdiendo de vista lo más importante, la presencia de Jesús en su hogar.
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