Algunos de los prototipos españoles a vacuna contra la COVID-19 se encuentran ahora inmersos en los experimentos con animales y, si los resultados son positivos, varios grupos podrÃan pedir en diciembre a la Agencia Española de Medicamentos permiso para comenzar los ensayos clÃnicos en humanos.
Una vez obtenido ese permiso, que podrÃa tardar semanas o meses, se empezarÃa la primera fase de esos ensayos con voluntarios sanos.
Pero antes, señala a Efe Vicente Larraga, responsable de uno de los candidatos a vacuna en España, hay que completar la parte preclÃnica, es decir, los experimentos con los modelos animales.
Su laboratorio en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (del Consejo Superior de Investigaciones CientÃficas -CSIC-) está probando ahora en ratones si se produce la respuesta inmune necesaria y la previsión es poder comenzar en septiembre los experimentos con ratones humanizados.
A estos últimos, en un laboratorio con una seguridad especial, se les inoculará el virus y se comprobará si, con el prototipo de vacuna, resisten a él: si baja la carga viral y la lesión pulmonar.
En el mejor de los casos -añade Larraga- y si los resultados de estas fases en animales son positivos, se podrÃa acudir la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) a finales de año para pedir los permisos para comenzar los ensayos clÃnicos.
Este permiso no se da de manera inmediata sino que el proyecto tiene que pasar por un examen por parte de la Aemps.
Una vez conseguido, es el centro de turno el que, junto a hospitales y/o farmacéuticas, organiza el ensayo clÃnico; según Larraga, su grupo ya está en conversaciones en este sentido.
Los ensayos clÃnicos tienen tres fases más una cuarta de revisión aplicable solo cuando el fármaco o vacuna ya tiene la aprobación de las agencias reguladoras y está en el mercado. Cada una de las etapas de un ensayo está diseñada para responder a unas preguntas.
En la fase 1 se testa la seguridad y es la primera vez que la sustancia se administra en humanos -Larraga dice que el CSIC ya ha recibido solicitudes de voluntarios para participar en esta fase-.
Esta etapa se realiza con menos de un centenar de voluntarios sanos y su objetivo principal es establecer si la sustancia es segura y no produce daños en las personas, pero también sirve para determinar cuál es la mejor forma de administrarla y cuál serÃa la dosis adecuada que no producirÃa daño en los pacientes.
Una vez comprobado que la candidata a vacuna es segura se tiene que determinar su eficacia. En la fase dos participan un mayor número de personas y en la tercera este número llega a miles.
Aquà se comprueba si la inmunización protege de verdad a la población frente a la exposición del coronavirus. Si los resultados son positivos, las agencias reguladoras de medicamentos pueden conceder la autorización y la venta de la vacuna. EFE