Radio América – El Cardenal Oscar Andrés RodrÃguez dijo durante la homilÃa de este domingo, sobre el amor y la misericordia de Dios, que una gran parte del pueblo hondureño tristemente no ama, sino que odia, e hizo un llamado para que ese sentimiento desaparezca de las personas que no abren las puertas de su corazón al amor a su prójimo.
RodrÃguez recordó las palabras de Jesús de amarse unos a los otros «como yo los he amado».
«Jesús especifica que el mandamiento nuevo consiste en amar como él nos ha amado, la salvación humana consiste en hacernos semejantes a Jesús, desarrollando todas nuestras capacidades de amar. El ser humano en su ser más profundo es aspiración a amar, capacidad de amar, necesidad de ser amado», expresó.
Cada persona debe preguntarse «¿hasta dónde llega mi capacidad de amar? realmente lo que salva al ser humano es su capacidad de amar y sentirse amado incondicionalmente aunque sea en un momento breve o una circunstancia especial de su vida», agregó.
Jesucristo fue capaz de dar su vida por amor. «Él es el hombre del amor, y nos ha amado hasta el extremo», y por esa razón nada ni nadie puede separar a una persona del amor de Dios, dijo.
El Arzobispo de Tegucigalpa manifestó que hoy en dÃa se vive en la cultura dominante, desde los parámetros posesivos de una cultura del egoÃsmo y es difÃcil entender. «Pero cuando nos acercamos a la experiencia y misericordia de Jesús descubrimos que lo que importa es llegar al corazón del ser humano hasta convertirlo en hijo y en hermano».
«Y mientras no descubramos el amor de Jesús y su mirada de misericordia sobre cada uno de nosotros no vamos a saber quién es Dios, porque Dios es amor, y cuando descubramos que Dios es amor cambiará nuestra vida, cambiará nuestro corazón y nuestra mirada y podremos vivir de una manera nueva, entrañable, liberadora, con esperanza y alegrÃa. El que no ama está muerto, dice el Apóstol San Juan.
Qué gran parte del pueblo hondureño tristemente no ama, odia, y esto tiene que desaparecer porque el que odia está muerto, aunque camine, aunque pase por las calles, se trata de vida o muerte. Aquel que mata, aquel que destruye al ser humano y a la naturaleza está muerto, y tenemos que ayudarlo para que la fuerza de resurrección de Jesús pueda llegar a transformar esos cadáveres ambulantes en personas que viven con esperanza y alegrÃa», expresó.
El jerarca de la Iglesia Católica de Honduras indicó que no es un tÃtulo, la vestidura, una palabra lo que distingue al cristiano, es el amor.
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