Mientras el coronavirus continúa propagándose por el mundo, con Latinoamérica como epicentro de la pandemia, cientos de equipos científicos trabajan contrarreloj para encontrar una vacuna. El resultado parcial: 165 candidatas, de las que 6 se encuentran ya en la fase más avanzada y podrían estar disponibles para finales de este año.
Los contagios confirmados se han multiplicado por cinco en los últimos tres meses y la cifra global asciende a casi 20 millones de infecciones y 715.000 fallecidos -el 30 % de ellos en Latinoamérica-, por lo que contar, no con una, sino con varias vacunas es la prioridad para controlar el virus y hacer un retorno seguro a la normalidad.
165 CANDIDATAS REGISTRADAS
Los ensayos de las vacunas han comenzado con pequeños estudios de seguridad in vitro o en animales (ensayos preclínicos) y sobre los resultados obtenidos se autorizó a comenzar las fases de pruebas clínicas en seres humanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) registra hasta el momento 165 candidatas a vacuna: unas 140 todavía están en la etapa preclínica, incluidas dos de Brasil y una de Argentina, y casi 30 avanzaron a las pruebas en humanos.
De estas últimas, seis entraron ya el tramo final (fase III), en el que se evalúa la seguridad y la eficacia con decenas de miles de voluntarios antes de las aprobaciones regulatorias y la distribución.
LAS MÁS AVANZADAS
Tres de las seis vacunas más avanzadas y que pueden estar disponibles este mismo año se desarrollan en China, mientras que las otras son de las farmacéuticas estadounidenses Pfizer (que trabaja con la alemana BioNTech) y Moderna y de la británica AstraZeneca, esta última en colaboración con la Universidad de Oxford.
Las tres chinas se basan en el virus inactivado, las dos de origen estadounidense usan técnicas de ARN y la de Astrazeneca se centra en un vector viral.
En el caso de Pfizer, se emplea el «‘ARN mensajero’, una copia de la información genética que tiene el virus a partir de la cual fabrica la llave (proteína) que utiliza para ingresar a la célula humana y producir la infección», explica a Efe Alejandro Cané, jefe de asuntos científicos para América del Norte de la división de Vacunas de la compañía.
UNA VELOCIDAD INÉDITA
La OMS, que declaró la pandemia el 11 de marzo, vaticinó que se tardaría al menos un año y medio en encontrar una vacuna, pero los rápidos avances han alimentado la esperanza de que ese tiempo se acelere.
LA CUOTA LATINOAMERICANA
Brasil se mantiene a la delantera en Latinoamérica al apostar por los ensayos clínicos de la Universidad de Oxford y del laboratorio chino Sinovac, ambos en la tercera y última fase clínica, así como el de Pfizer con BioNTech.
Argentina fue elegida también por Pfizer y BioNTech como una de las sedes de sus estudios clínicos con miles de voluntarios.
México, en tanto, acaba de anunciar que albergará las pruebas de la fase 3 de una vacuna de la francesa Sanofi-Pasteur, en la que se prevé que participen 35.000 voluntarios a nivel global.
En cuanto a investigación propia, en los estudios preclínicos listados por la OMS destacan dos brasileños, uno de la Universidad de Sao Paulo y otro de la Fundación Oswaldo Cruz con el Instituto Butantan.
Este último busca usar el virus de la influenza como vector para que el organismo produzca anticuerpos contra el nuevo coronavirus.
En el caso de Argentina, hay dos vacunas en desarrollo a partir de proteínas. Una de ellas, que se explora con adyuvantes, está incluida en la lista global de estudios preclínicos y es desarrollada por científicos de la Universidad de San Martín y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
La otra, impulsada por expertos de la Universidad del Litoral, propone «desarrollar un candidato vacunal a base de virus-like particles (partículas similares a virus)», aunque no figura en la lista de la OMS.
Lo mismo sucede con un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el que identificaron regiones del virus que pueden tener gran capacidad de inducir una respuesta inmune.
«Ya tenemos resultados muy prometedores. Hemos identificado un péptido que es capaz de inducir anticuerpos efectivamente», indicó a Efe la investigadora Edda Sciutto, quien agregó que su idea es diseñar una vacuna que pueda ser aplicada por vía inyectable o intranasal. EFE