Radio América. Que la iglesia incursione en la política solo servirá para manipular a la población y crear más partidos de maletín, señaló este miércoles Wilmer Vázquez, representante de la sociedad civil.
El entrevistado fue tajante al señalar que los pastores evangélicos y los sacerdotes católicos están inhabilitados por la Constitución de la República para aspirar a cargos de elección popular.
A Vásquez no le parece ser el momento para debatir el tema, mas bien demandó realizar una re-configuración política y estratégica que logre sacar al país de las condiciones en que se encuentra sobre todo del «secuestro de la institucionalidad pública y del robo de la voluntad».
El entrevistado mencionó que algunos miembros de las iglesias estratégica-mente «han venido acompañando las estructuras de poder debido a la gran influencia que tienen en sus templos y el control que pueden ejercer en la feligresía».
División y cuota de poder
«Sin duda alguna su participación obedece a una división, espacios o cuotas de poder que les permite tener una posición estratégica frente a los tomadores de decisiones», indicó Vásquez.
Al preguntarle de que los pastores Mario Tomás Barahona y Evelio Reyes según trasciende estarían conformando el partido político «Transformación de Honduras», Wilmer irónicamente expresó «sino han logrado transformar al país desde sus púlpitos de las iglesias, de qué partido de transformación podemos hablar».
Ante eso, señaló la importancia de empezar a debatir con los mencionados religiosos temas en los cuales acusó que «ellos han sido los principales opositores por ejemplo en los embarazos de adolescentes como la implementación de la educación sexual en los centros educativos».
En ese sentido, el miembro de la sociedad civil enfatizó, «estamos frente a una iglesia hipócrita incapaz de involucrarse en el fortalecimiento de las familias como ser en campañas de sensibilización para evitar los embarazos en las menores entre otros temas».
«Esto es una manipulación de ciertos partidos que pretenden incorporarlos como piezas de un ajedrez político», concluyó Wilmer Vásquez.
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