Radio América. En declaraciones a Radio América, el padre católico Ovidio Rodríguez, llamó a los hondureños a la reconciliación y la paz y al mismo tiempo evitar las confrontaciones.
Respecto al tema de la no renovación del convenio de la Misión de Apoyo para el Combate de la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH), calificó que el organismo era como “la esperanza para el pueblo hondureño”.
Señaló que “el partido gobernante lo que hizo con una mano, lo deshizo con los pies. Lastimosamente se habla que vamos a luchar contra la corrupción, pero la no renovación del acuerdo de la MACCIH eso nos cala, porque para el pueblo hondureño era la oportunidad de hacer justicia”.
“En Honduras la justicia sigue siendo como la víbora que solo muerde a las personas de pies descalzos. El esfuerzo que hizo la MACCIH se hizo sentir y queríamos que se hiciera sentir más, porque mientras no haya justicia, no habrá paz”, advirtió el representante de la Iglesia Católica.
Asimismo, que habrá gente con resentimiento social el cual los hace llevar al extremo de desafiar la ruta migratoria, de exponer sus vidas ante delincuentes, traficantes de órganos humanos y las heladas que sufren los inmigrantes hondureños en su camino hacia Estados Unidos.
Sobre la problemática del suicidio el párroco indicó que eso refleja el desencanto, la desesperación, soledad, vació afectivo al no encontrar el espacio social, los ciudadanos al no realizarse como estudiantes, obrero y profesional.
“Eso nos cala y nos duele como personas, creyentes y como iglesia, porque no es el camino en la que estamos llevando a la juventud, mutilándole el futuro, robándole educación y salud con esta corrupción”, lamentó.
El entrevistado deseó que se busque el camino de la justicia y seguir dándole crédito al Fiscal General de la República, Oscar Chinchilla y a la Comisión contra la corrupción para que siga tocando la llaga del flagelo.
Para finalizar su declaración en Radio América, el padre Ovidio citó un mensaje de esperanza para los hondureños de que “El Justo vive por la fe, y por la fe, tenemos que enfrentar los desafíos que estamos viviendo y como dice el Eclesiastés: que hay tiempo de reír, llorar, de salud y enfermedad”.