BerlÃn, 26 sep (EFE).- La vacuna pasiva contra el SARS-CoV-2 que se está desarrollando en BerlÃn no será el remedio universal para controlar la pandemia, pero sà tiene el fin claro de minimizar sÃntomas en personas contagiadas y contribuir, además, a explicar la existencia de cuadros clÃnicos tan diversos para un mismo virus.
Se trata de administrar anticuerpos terminados cuya capacidad de neutralizar el virus ya ha sido probada, explica en entrevista a Efe Harald Prüß, lÃder del grupo de investigación del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas (DZNE) y médico jefe de la ClÃnica de NeurologÃa con NeurologÃa Experimental del hospital berlinés de la Charité.
Es la gran diferencia respecto a la vacuna activa, en la que el propio organismo crea anticuerpos, un proceso más largo, pero que ofrece una protección permanente.
La vacuna que están desarrollando investigadores de la Charité y el DZNE a partir de anticuerpos de personas que han superado el coronavirus, ha sido probada con éxito en hámsters -que contraen la COVID-19 de manera similar a las personas-, y el resultado fue una neutralización del virus, de manera que los animales no enfermaron.
La esperanza ahora es que funcione igual en personas, pero «dado que el efecto probablemente sólo sea de corta duración, de unas semanas (…), este procedimiento naturalmente no es el idóneo para controlar la pandemia a nivel global», señala.
AsÃ, esta vacuna puede ser «interesante sobre todo para aquellos pacientes que acaban de enfermar o incluso únicamente están en contacto» con algún positivo; en el caso de una residencia, por ejemplo, se tratarÃa de «proteger preventivamente con el anticuerpo» a los ancianos para que no lleguen a contraer la enfermedad.
El enfoque de base tiene como objetivo que los pacientes que hayan enfermado presenten una evolución leve o incluso una remisión de los sÃntomas, añade.
«No obstante, partimos de la base de que para alguien que ya ha enfermado de gravedad, que por ejemplo se encuentra ya en la unidad de cuidados intensivos, este efecto de los anticuerpos llegarÃa demasiado tarde», subraya.
Según Prüß, estudios recientes apuntan a que en un estado grave son sobre todo sustancias mensajeras inflamatorias y otros aspectos los que desempeñan un papel y no ya tanto el virus en sà mismo.
En ese sentido, serÃa probablemente tarde ya para administrar anticuerpos, pero en caso de una detección temprana, «partimos de la base que habrÃa una mejorÃa», precisa.
Al inicio del estudio, los investigadores partieron de 600 anticuerpos tomados de pacientes que habÃan superado la COVID-19 para detectar entre ellos aquellos particularmente efectivos, que mejor matan al virus, evitan su transmisión, responden a alteraciones pulmonares y se unen con mayor fuerza al virus.
Una vez finalizado este análisis, quedaron tres anticuerpos «particulamente prometedores», que ahora buscan producir de manera industrial para su aplicación, llegado el caso, a nivel global, en colaboración con la empresa Miltenyi Biotec.
ANTICUERPOS CON REACTIVIDAD CRUZADA
Paralelamente, los investigadores observaron asimismo que algunos de esos anticuerpos particularmente eficaces pueden reaccionar contra el propio cuerpo y se unen a proteÃnas del cerebro o de los vasos; éstos, naturalmente, han quedado descartados para el desarrollo de una vacuna pasiva, puntualiza.
Este descubrimiento plantea a su vez la «interesante pregunta» de si quizás existe en parte de las afecciones neurológicas que se observan en pacientes – también los efectos a largo plazo de la COVID-19 y otros problemas -, «una relación con estos anticuerpos con reactividad cruzada», algo que, dijo, seguirán estudiando.
Prüß confÃa en que a finales de año sea posible comenzar con la fase 1 del estudio clÃnico, en el que se probarÃa en voluntarios sanos si toleran bien los anticuerpos o si se dan efectos secundarios, y de haber pacientes suficientes, se podrÃa continuar, superado este primer paso, con los siguientes estadios del ensayo.
Si todo se desarrolla de manera óptima, serÃa posible contar con una vacuna pasiva para 2021, aunque siempre hay que contar con imprevistos, dice.
Naturalmente puede pasar que el virus mute y sea capaz de esquivar la protección de los anticuerpos, como se conoce de otras enfermedades contagiosas, agrega.
Por eso han seleccionado anticuerpos que «se adhieren a regiones particularmente estables del virus, es decir, ahà donde más raramente aparecen mutaciones», aunque siempre pueden darse, agregó.
«Por eso es muy posible que en un futuro se utilice también una combinación de anticuerpos», indicó. EFE
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