Radio América. Ramiro Ocasio Moya, nació el 10 de diciembre de 1979 en la ciudad de Boston, Massachusetts, en los Estados Unidos. Es hijo de Ramiro Ocasio (Q.D.D.G.), de nacionalidad puertorriqueña, y de Norma Moya, hondureña, proveniente de El Progreso, departamento de Yoro.
El nacimiento de Ramiro, es casi un milagro, su madre lo concibió cuando estaba a punto de cumplir 50 años, por lo que los médicos le advirtieron que corría riesgos si decidía continuar con el embarazo. Doña Norma, no regresó a control hasta el día en que dio a luz. Moya, quien ahora tiene 42 años, manifiesta que su padre murió cuando él tenía cinco años, razón por lo que su madre tuvo que regresar a Honduras.
Ocasio Moya, asegura que era “tremendo” o al menos así lo percibía, debido a que anduvo en varias escuelas, entre ellas la Luis Landa, la José Trinidad Cabañas y el Liceo Progreseño, en Yoro, mientras que la secundaria la cursó en el Instituto “Rómulo E. Durón”, donde el último año embarazó a su entonces novia, por lo que doce años después de radicar en suelo catracho, a los 17, decidió retornar a los Estados Unidos a trabajar para sacar adelante a su primogénito.
EL DÍA QUE MARCÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS
La tarde del viernes 18 de enero del 2013, Ramiro Ocasio salió de su trabajo como analista de información en -Kirkland & Ellis- (firma de abogados multinacional estadounidense con sede en Chicago, Illinois), con la idea de ir a descansar a su apartamento, pero algo pasaría ese mismo día en el metro de Nueva York, que marcaría un antes y un después en su vida.
Recuerda que estaba en la estación de la Calle 59, avenida Lexington, pendiente del arribo del tren que debía tomar, cuando de repente escuchó que la gente gritaba, pero no escuchaba bien a que se debía porque como de costumbre Moya, escuchaba en sus audífonos música, pero al darse la vuelta miró un señor de edad avanzada golpeado que cayó accidentalmente en las vías del tren del subterráneo de New York.
“Esperé que alguien brincara para salvarle la vida al señor, pero al ver que el tren se acercaba y nadie lo hacia tuve que tomar acción, no me pregunte por qué, ya que hasta la fecha no tengo respuesta ya que en la escuela me decían -la gallina- porque no peleaba con nadie; no sé de dónde saqué valor, unos dicen que es la adrenalina, otros que es Dios”, expresó.
“Me tiré a los rieles del tren y gracias a Dios, pude salvarle la vida al señor (afroamericano de alrededor 80 años), pero al mismo tiempo me salvaron la vida porque me estaba costando salir de los rieles debido a que es alta la plataforma y antes de que me embistiera el tren fui rescatado”, agregó.
Ramiro, comenta que hubo un antes y un después tras el evento de esa tarde, debido a que, si bien desde 2009 su familia y él, venían identificándose con proyección social en Honduras, donando comida, ropa y juguetes en zonas pobres del país, pero una cosa señala, va de la mano con la otra.
“Cuando pasa lo del tren se hace una noticia un poco viral en medios de comunicación hondureños y norteamericanos, es entonces cuando se dan cuenta quién soy. Yo, ya hacía en escala menor ayudas sociales para época de diciembre, pero cuando se dio el evento del tren, las donaciones empezaron a llegar sin pedir nada, fue allí donde un amigo (Jonathan Henes, quien era para ese entonces socio del bufete donde laboro), me da la idea de montar una fundación por la cantidad de dinero que estaba siendo recaudada a través de donaciones para hacer impacto social en Honduras”, destacó.
Fundación para la Educación en Honduras (FEIH por sus siglas en ingles)
La fama inesperada que le dio lo ocurrido en la estación del tren en New York, sirvió para que tiempo después Ramiro creara, junto a los socios de la firma para la que trabaja, la Fundación para la Educación en Honduras, organización caritativa comprometida con brindar educación a la niñez de las zonas más necesitadas.
FEIH se asocia con empresarios, autoridades municipales y comunales, para renovar o construir desde los cimientos edificaciones escolares, además de proporcionar útiles escolares a educandos y maestros, e involucrar a la escuela en actividades interculturales para fomentar resultados educativos positivos en la comunidad.
A la fecha, FEIH bajo la dirección de Ramiro Ocasio Moya (presidente), ha logrado construir 18 escuelas en 14 departamentos de Honduras, y ya por finalizar la construcción de la numero 19, (CEB Marco Aurelio Soto, en El Tránsito, San Jerónimo, Copán, que contará con 6 aulas y 4 baños, edificación escolar que beneficiará a 117 estudiantes de primer a sexto grado) con la proyección de llegar a cada uno de los departamentos del país y porqué no a los 298 municipios.
FEIH, ha impactado hasta el momento la vida de más de 3 mil 500 niños de manera directa, quienes ahora cuentan con escuelas completamente acondicionadas, con pupitres, baños, tanque de agua y áreas de juego.
“Hemos invertido alrededor de 1.5 millones de dólares, una escuela nos viene costando entre 40 mil dólares hasta 55 mil dólares, más que el 99.9% de lo que necesitamos lo compramos en Honduras”, subrayó.
“Si quieres erradicar el hambre y la pobreza en Honduras, tienes que apostarle a la educación”: Stephanie Panting.
Moya, cuenta que un señor de Santa Bárbara, pasa agradecido porque a través de la Fundación para la Educación en Honduras (FEIH), se le compra los zapatos que son regalados a los niños y niñas de las diferentes comunidades donde las escuelas son construidas.
GENERACIÓN DE EMPLEO COMUNITARIO
“Cuando construimos escuelas, tratamos de buscar compañías de carpinteros y soldadores que hagan los pupitres”, declaró.
“Este es un trabajo en equipo, no quiero que miren cuantos goles metió FEIH, sino el trabajo que ha hecho la junta directiva, comunidades, municipalidades, constructoras; muchas personas han aportado al proyecto”, sostuvo.
¿Requisitos para que la comunidad pueda ser seleccionada por FEIH para la reconstrucción o construcción de un centro educativo?
- La escuela debe contar con al menos 100 alumnos.
- No debe ser zona de riesgo (inundaciones o derrumbes).
- Lugar donde se construirá el centro no debe ser zona de invasión.
- Ser un centro educativo (oficial), reconocido por la Secretaría de Educación.
APORTE DEL GOBIERNO CENTRAL
“No hemos tenido la suerte o la dicha, nunca hemos trabajado con la administración central, ni con el gobierno anterior, ni con el actual porque nunca se ha dado un acercamiento, pero no estamos anuentes, estamos abiertos a trabajar, entendemos que el trabajo en equipo es lo que hace que estos proyectos tengan los resultados positivos”: declaró.
“De momento solo nos falta construir en Ocotepeque, El Paraíso, Gracias a Dios e Islas de la Bahía, son cuatro departamentos que nos hace falta cubrir para decir que hemos llegado a todo el país”, subrayó.
Ramiro, como todos los catrachos asegura tener un sueño “de locos”, hacer por lo menos una escuela en cada uno de los 298 municipios de Honduras. “Si no lo puedo hacer yo, que venga otra persona y siga. A través de FEIH hemos creado trabajo y esperanza”.