El Real Madrid despidió con honores de leyenda a Sergio Ramos, un capitán inolvidable que se va como segundo jugador más laureado de la historia del club, con un acto cuidado al detalle, con las 22 copas que conquistó presentes, y que desbordó emoción entre los protagonistas en un dÃa triste para el madridismo.
Le costó a Sergio Ramos aguantar las lágrimas desde el inicio y rompió a llorar en cuanto tomó la palabra para decir un «hasta luego» al club que le ha dado todo y por el que ha entregado todo lo que tenÃa en 16 años de carrera. Con traje oscuro, camisa blanca y corbata negra de cuadros, el pelo recogido. Apoyado por su inseparable Pilar Rubio, de blanco, el color del Real Madrid, con sus cuatro hijos en primera fila.
No faltó nadie de su inseparable familia que lo dejó todo cuando a Sergio, con 19 años, le llamó el Real Madrid. Su padre, José MarÃa, con rostro serio, su madre, Paqui, y su hermana Miriam sin poder contener la emoción desde que se inició el acto con un vÃdeo. Su hermano y representante, René Ramos, presente a metros de los cargos del club con los que no llegó a un acuerdo en unas largas negociaciones para la renovación.
Con la misma agenda que un acto de presentación de un futbolista recién fichado pero una gran diferencia, los 22 trofeos que presidÃan un homenaje doloroso para el madridismo. El dÃa del adiós escenificado de una de sus grandes leyendas.
El vÃdeo lo reflejó en imágenes que se iniciaban con su llegada, siendo un niño, recibiendo en el palco de honor del Santiago Bernabéu su primera camiseta de manos de Alfredo di Stéfano, y que se cerraba con un beso de Ramos a la Copa de Europa que conquistó en cuatro ocasiones. «Gracias, Sergio», le dedicó el club.
Entre medias muchos goles del defensa con alma de delantero, el más goleador de la historia del club con sus 101 dianas. Protagonismo en finales, el tanto más especial en la final de ‘Champions’ de Lisboa, celebraciones de distintas épocas que reflejaban en décimas de segundo el paso de la vida.
La decisión no ha sido fácil para el presidente Florentino Pérez, serio en su alocución, mostrando el afecto especial que siempre tuvo en una relación padre-hijo con Ramos. «No es un dÃa fácil, porque has sido alguien realmente especial para mà y porque tú y yo hemos sufrido, disfrutado y vivido juntos la reciente y exitosa historia de nuestro Real Madrid».
Ramos respiró hondo en los minutos que duró el vÃdeo y se quitó la coraza al subir al estrado y empezar a hablar delante de personas con las que ha compartido media vida. Se derrumbó al hablar de su familia, de las personas que dedican su vida a trabajar en el club, de la afición, entrenadores y compañeros con los que lo ganó todo.
Se fue con elegancia en sus palabras, fundiéndose en un abrazo de despedida de Florentino Pérez tras los desencuentros de este curso, recibiendo la insignia de oro y brillantes del club. Recuperó su sonrisa caracterÃstica con fotos que añadir a su enorme colección. Junto a los trofeos ganados y su familia. Las acarició una a una, con mil recuerdos agolpándose en su cabeza y un tremendo dolor por un adiós que no deseaba. Su sueño era retirarse en el Real Madrid y despedirse de todos en el Santiago Bernabéu. EFE