Una nueva etapa inicia para los damnificados en el Valle de Sula, la zona más golpeada por el huracán Eta, con la instalación de las primeras trece de cuarenta y ocho familias que un nuevo albergue.
La pesadilla ha quedado atrás para decenas de niños que hoy juegan y duermen en un lugar sin temor a inundaciones, manifestaron las autoridades.
Las casas portátiles del albergue están ubicadas en la 33 calle de San Pedro Sula, cerca del estadio Olímpico, y fueron donadas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Las familias tendrán comida caliente, baños, agua potable y un mini-triaje para tratar posibles casos de COVID-19.
El ministro de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), Max González, explicó que «con este grupo de viviendas se pretende dar un respiro a los centros de alojamiento que ya tienen muchas personas».
«Todo lo que había en mi casa quedó sepultada dos metros bajo tierra luego de la crecida del río. Pero no me puedo quejar, no nos han dejado solos, nos han dado comida, ropa para los niños, pañales, leche, y hoy nos traen a este albergue en el que podemos estar más seguros con los niños», dijo Ana Rivas, mientras acomodaba sus cosas en la nueva estancia temporal.