Radio América. El cardenal Óscar Andrés Rodríguez invitó hoy en su mensaje dominical a apartarse de la doble moral y ha dejar de lado la rivalidad “que no conduce a ninguna parte”.
“La doble moral no es aceptable ante Dios y mucho menos en los dirigentes sociales, políticos y religiosos”, inició diciendo el líder de la iglesia católica en la homilía desde la basílica de Suyapa en Tegucigalpa.
Basado en la parábola de los dos hijos narrada en el libro de Mateo capítulo 21:28-32, el prelado hondureño manifestó que los publicanos y las prostitutas tenían conciencia clara que su modo de vivir no era el mejor, sintiéndose en la necesidad de salir de aquella situación.
Sin embargo, señaló que “no hay nadie por mal camino que haya seguido al cual Dios no le de oportunidad de convertirse, de rehacer su vida y de recobrar su dignidad”, apuntó.
Continuando en su mensaje el purpurado preguntó “¿con cuál de los dos hijos nos identificamos?”… “¿con el que dijo no, pero luego se arrepintió y fue o con el que dijo sí y no lo hizo?”.
En ese sentido manifestó que Dios es amor y que nos da la oportunidad a lo largo de la vida de cambiar muchos aspectos negativos en positivos. “La pregunta es si estamos dispuestos”.
En la segunda palabra de la liturgia Rodríguez expresó que el apóstol San Pablo nos desafía a no hacer nada con rivalidades u odio.
“Cómo haría falta hoy que tantos precandidatos, no solo en Honduras, si no en todo el mundo, tengan propuesta en lugar de sólo ataques de uno al otro”.
“Simplemente vean una campaña en Estados Unidos”, comparó el líder religioso en relación a los próximos comicios presidenciales de noviembre 3 en los EEUU de Norte América.
Señaló que la falta de propuestas y el ataque de uno con otro “no conduce a ninguna parte”. “No hagan nada por rivalidades ni por odios, nos ha dicho San Pablo” en un fuerte mensaje a tener los mismo sentimientos de Cristo.
Indicó que el camino es ir poco a poco purificando todos los sentimientos negativos para revestirnos del Espíritu nuevo a través del amor, la justicia y la comprensión.
Poco antes de finalizar el cardenal preguntó ¿nuestros sí a Dios es de palabra?
De esa forma invitó para pedir al Señor Jesucristo que nos ayude a recortar distancia entre lo que se dice con palabras y lo que se dice con vidas cada día. “Las palabras por muy hermosas que sean no dejan de ser palabras”, apuntó.
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