EFE-Radio América. Como miles de migrantes centroamericanos, Douglas Javier López Flores mantuvo en su mente el sueño americano y llegó a trabajar de peluquero en EE.UU., pero a diferencia de sus compatriotas hondureños, despertó de este sueño para construir una vida en México.
«Siempre se habla del sueño americano, no se habla del sueño mexicano y esas cosas ¿no? ni del sueño de España, ni del sueño de Europa… Lo que sí te puedo decir es que gracias a todos los mexicanos que me han apoyado» ahora tengo estabilidad, dijo este miércoles en entrevista con Efe Douglas.
Tiene 42 años de edad y lleva 28 años cortando el cabello en Honduras, Guatemala, Estados Unidos y ahora México, donde ha abierto dos barberías y ya piensa en una tercera.
Este miércoles, el Gobierno de México aseguró que los cruces de migrantes desde México a Estados Unidos se han recudido 74,5 % desde mayo de 2019 a la fecha.
Así, mientras el muro en la frontera norte pareciera cerrarse cada vez más para la migración, él todos los días abre la puerta de su peluquería que funciona desde hace cinco años en el centro de Ciudad Ixtepec, en el sureño estado de Oaxaca.
Esta localidad es una parada obligada del tren carguero conocido como La Bestia, que es usado por los migrantes, pese a su peligrosidad, para cruzar México de sur a norte.
«El Catracho Barber Shop»
Para no olvidar a su país, Douglas nombró a su peluquería «El Catracho Barber Shop» y para agradecer la oportunidad a los mexicanos que le tendieron la mano cuando recorrió el país como migrante tiene pintadas en una pared de su barbería las banderas entrelazadas de Honduras y México.
Orgulloso, muestra los simbolismos con los que decoró esta peluquería.
“Pues de hecho le puse ‘El Catracho Barber Shop’ por todos los hondureños, no sólo es por nosotros, es por todos los que nacimos en Honduras, los que quieren salir adelante pues… y esta bandera la mandé a hacer de México y Honduras porque aquí México me ha apoyado de alguna u otra manera. Me ha apoyado como en Estados Unidos», subrayó.
Esfuerzo
El oficio de peluquero lo aprendió en Honduras, lo perfeccionó en Estados Unidos y lo desempeña ahora en Ciudad Ixtepec, donde hace desde cortes de caballero, arreglos de cejas y bigotes, además de hacer figuras de moda en las cabelleras de sus clientes.
Pero no fue fácil hacerse prosperar en la población y ganarse la confianza del cliente.
“A mí me ha costado un montón salir adelante pues porque es difícil. Hay mucha discriminación por ser de Honduras. Ya ves que mucha gente viene de allá, hace sus cosas malas y luego todo mundo sale perjudicado por eso. Entonces pues como quiera trato de ser una persona normal igual que en mi país, un ciudadano derecho, trabajar no encima ni debajo de las leyes», resumió.
Como muchos migrantes, también viajó de polizonte en La Bestia y también lo deportaron de Estados Unidos. Pero ahora está echando raíces en este lugar de Oaxaca, con un permiso de residencia en México.
Y el negocio es familiar porque se emplea también su esposa, Jenny Hernández, y su hijo menor. Y el trabajo de la estética le permite enviar dinero a su padre, quien hoy lleva una vida más digna en Honduras.
Pero no sólo eso, tratan de tender la mano a todo centroamericano que llega a Ciudad Ixtepec a buscar un remanso para seguir su camino hacia Estados Unidos, aunque sea con un corte de pelo gratis.
“Nosotros estamos todos en familia, con nuestros hijos, con nuestros nietos y estamos trabajando unidos, también le damos oportunidad a hermanos catrachos, hondureños, y a centroamericanos que salen de su país con un sueño, con la meta de ayudar a sus familiares», apuntó la mujer, quien recordó apenada que algunos centroamericanos «mueren en el camino».
Y llega mucha gente como José Luis, quien prefiere esta peluquería, de las pocas de la zona que tienen aire acondicionado. «Es por la higiene y la calidad”, resumió para Efe.
EFE
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