Radio América. El cardenal Óscar Andrés Rodríguez anunció que se jubila y pide perdón a la feligresía durante su homilía la Misa Crismal.
“Quiero pedirles perdón si por mis límites no he sabido responder a lo que tienen derecho a esperar de su obispo. Son ya 44 años”, dijo el cardenal a los feligreses y los sacerdotes presentes en la basílica de Suyapa.
En su mensaje, el purpurado también les pidió a los curas que no se cansen de hacer el bien y al tiempo que les agradeció por su trabajo sacerdotal.
“Quiero darles las gracias por el ministerio sacerdotal, por ese bien derramado a manos llenas, con entrega, sacrificio y amor”, manifestó el arzobispo en la misa donde se bendicen los Santos Óleos y el Crisma.
En su sermón, el cardenal explicó a los feligreses la vida de un sacerdote. “Es una vida de desgaste, de soledad, de incomprensión, de debilidades, de errores y de callejones sin salida”.
“Es una vida que es probada muchas veces por la enfermedad, que disminuye y se envejece, pero una vida que no cambia la entrega, ni traiciona el amor con el que se afana por Dios y los hermanos”, apuntó.
Narró que “la vida de un sacerdote no es un trabajo según la mentalidad del mundo, es una vida a la que hemos sabido bendecir, acompañar, consolar y comprender sin poner tarifa a nuestra entrega y pretender bienes interesados según el capricho de un catálogo”.
No obstante, señaló las etapas y momentos que un sacerdote puede caer en lo frívolo. “Según van pasando los años y quizás con algunos meses de sacerdocio, esta llamada gratuita y este amor vocacional de parte de Dios deja de conmovernos, si ya no suscita el agradecimiento y no nos mueve al servicio, entonces surge lo mundano”.
Por tanto, consideró que “si hay tristeza, resentimiento e incidía en nosotros y entre nosotros, no podemos hablar ni de amistad con Cristo, sino tan solo de torpeza que no nos hace felices”.
El cardenal celebró hoy la misa Crismal con la que se abre el llamado Triduo pascual y comienzan los ritos de la Semana Santa, que vuelve a la normalidad tras los dos años y en su homilía manifestó su alegría por el encuentro.
“Queridos hermanos (as), me atrevo a decir que he deseado ardientemente comer esta pascua con ustedes, después del aislamiento y las dificultades causadas por la pandemia tenemos la dicha de volver a celebrar esta misa crismal”, indicó.