Radio América. La portavoz del Hospital Escuela, Julieth Chavarría, se disculpó por haber entregado un ataúd vacío a familiares de Oscar Roberto Aguilera, que falleció por sospecha de COVID-19 en el centro asistencial.
El hecho insólito ocurrió este viernes en la aldea de Jalaca, en Talanga, Francisco Morazán, cuando pretendían enterrar el cuerpo de una persona que falleció por sospecha de COVID-19, pero justo en el momento en que se procedían a enterrarlo, sus familiares se dieron cuenta que el ataúd estaba vacío.
La oficial de comunicaciones, justificó que según relata el trabajador de la morgue es que “solicitó a los familiares que esperaran mientras se les traía el cuerpo, para ingresarlo en el ataúd y posteriormente pudieran salir del centro asistencial”.
“Sin embargo, los familiares como ya tenían los documentos en mano, y quizás por la premura y el dolor, se fueron y no esperaron cuando el joven ya venía con el cuerpo”, expresó.
Por su parte, subrayó que el Hospital Escuela está abierto a cualquier investigación de los entes correspondientes, al igual de los familiares para dar la información correcta de lo sucedido.
La persona fue identificada como Oscar Roberto Aguilera de 78 años de edad y falleció por insuficiencia respiratoria con sospechosa de COVID-19, pero sin conocer los resultados, detalló.
Los familiares y la ciudadanía que acompañaba el sepelio, reaccionaron molestos tras descubrir que, en el ataúd, que estaba con todas las medidas de bioseguridad estaba totalmente desocupado.
Por un momento, la situación se salió de control, ya que los jóvenes que trasladaron el cuerpo hasta la comunidad de Jalaca, huyeron de la zona por amenazas de los pobladores indignados.