Radio América. Al convertirse en madre, las mujeres tienen cambios irreversibles en sus vidas, y no solamente en sus cuerpos, sino que las responsabilidades aumentan y jamás vuelven a ser igual. Muchas hondureñas son las que sostienen sus hogares, porque son madres solteras, han sido abandonadas por sus maridos, huyeron de la violencia, o simplemente sólo ellas han podido encontrar un empleo para cubrir las necesidades de su casa.
Las estadísticas del Movimiento de Mujeres por la Paz “Visitación Padilla”, hasta el 2017, indican que más del 60% de hogares son sostenidos por las madres, esto comprueba el esfuerzo diario que hacen las hondureñas por educar, alimentar, vestir y formar a sus hijos.
Por esto, Radio América lleva hasta usted el testimonio de Karla Patricia Valeriano, una noble y joven madre, que desde tempranas horas está lista para iniciar su trabajo honorable, que le genera satisfacción, pues tiene dos personas que le motivan, se formaron en su vientre y hoy ya tienen 10 y 8 años de edad.
Esta humilde mujer es originaria de Las Flores, carretera a Olancho, lugar del que se desplaza desde las cuatro de la mañana con su madre, todos los viernes, para vender sus productos agrícolas, básicos en los hogares nacionales.
«Mi experiencia como madre es muy bonita, no me quejo de mis hijos ¡Gracias a Dios por tenerlos! expresó muy emocionada la noble madre.
Ella siguió el ejemplo de su madre, pues también se dedicaba a la venta de granos básicos, y la introdujo en este rubro desde los 12 años.
«Ya estoy acostumbrada y es una adicción que el día que uno no viene a trabajar, se siente mal» expresó Valeriano.
Para esta emprendedora mujer, pasar tiempo con sus pequeños hijos es un experiencia ¡maravillosa! y como toda madre, ve a sus hijos con ternura y los describe como: «una bendición divina; gracias a Dios ellos no son malcriados ni nada. Son bien responsables, siento una alegría por ser mamá», finalizó la joven mamá.