El Real Madrid sentenció su liderato de grupo manteniendo su pleno de triunfos olvidando sus ocho bajas para derrotar por 4-2 a un Nápoles que mostró mejoría, pero acabó siendo arrollado.
Al ritmo de Kroos, con Bellingham batiendo récords inimaginables y Rodrygo en racha goleadora. Ejerciendo el alemán un dominio del partido abrumador. Imponiendo su figura como mediocentro. Con la ayuda de Fede Valverde para poner las piernas en faceta defensiva.
Con la brillantez y precisión con balón para dirigir a un Real Madrid que crece en la adversidad. Disfrutando del juego plagado de bajas. Sin jugadores vitales. Una reivindicación de una plantilla que parecía más corta de lo que realmente puede llegar a ser.
En la necesidad de liderazgos en un equipo que perdió en el camino grandes referentes, a Kroos se le suma Rodrygo en estado de gracia. Es la vida de los goleadores. Capear los momentos de negación y explotar cuando la puntería pone el balón en la escuadra que hace poco acariciaba la madera.
Rodrygo, Jude Bellingham, Nico Paz y Joselu, sentenciaron una noche que pudo tornarse gris para el madridismo, que aún sin tener un delantero de élite, en cinco fechas, mantiene una racha perfecta en el torneo donde es el más ganador. Giovanni Simeone y André Zambo Anguissa habían ilusionado a los napolitanos.
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