Radio América. A criterio del sociólogo Pablo Carías, el mensaje de la Conferencia Episcopal guarda mucha distancia de la clase política en orientar a la sociedad hondureña, quien además indicó que el pronunciamiento de la Iglesia Católica es muy consecuente con la situación que vive el país.
Al analista de temas nacionales le parece importante el comunicado de la Conferencia Episcopal y en ese sentido, Carías deseó que los obispos a partir del manifiesto cotidianamente orienten a la población en función de la situación compleja en la que vive el país.
Asimismo, instó a los sacerdotes orientar a los hondureños sin sesgos y sin inclinarse a favor de ninguna posición ideológica-política de la nación.
El sacerdote Juan Ángel López, vocero de la Conferencia Episcopal, aclaró que el pronunciamiento de los obispos de Honduras es oficial y que es costumbre de ellos no firmarlo, ante las dudas de algunos sectores que el mensaje no viene de la Iglesia Católica.
En el pronunciamiento, los obispos, incluido el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez, fustigaron el jueves el conflicto actual del país relacionado con el sistema de salud y educación pública, servicios públicos, cuestionando a su vez a los poderes del Estado, el nuevo Código Penal y la violación a la Constitución de la República.
«Una Constitución violada cuantas veces convenga, unos poderes que no son para nada independientes, un Congreso que se ha convertido en un teatro de pésimos actores, dándole la espalda al pueblo. La necesidad de un poder electoral que garantice la transparencia de los sufragios y destierre de una vez por todas los delitos electorales. Unas instituciones del Estado quebradas por la corrupción, una paralización de la economía, sobre todo en el agro, una vergonzosa venta de los bienes naturales de nuestra tierra. Una falsa reforma del Código Penal, que simplemente lo convierte en un instrumento de protección a los corruptos y narcopolíticos, con apariencia de ser mejor por el hecho de endurecer las penas a los supuestamente más “peligrosos”, que acostumbran a ser los jóvenes marginados y los pobres desesperados por subsistir».
Esto, y mucho más, hace brotar de nuestros corazones un ¡Basta ya!
Información: Javier Rivera
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