El coronavirus, que sigue imparable en Latinoamérica con unos 3,5 millones de casos y más de 145.000 muertes, ha puesto contra las cuerdas a los frágiles sistemas de salud de la región, donde numerosos países afrontan ya dramáticas situaciones de saturación hospitalaria, escasez de profesionales y desborde de servicios funerarios.
En plena fase de transmisión «intensa» del virus, como lo ha descrito la Organización Mundial de la Salud (OMS), países como Panamá, Ecuador, Perú o Bolivia han advertido en la última semana de un desborde, mientras otros, como Colombia, Brasil o Chile, intentan mantener a flote los servicios con la capacidad hospitalaria a tope en varias de sus ciudades.
La saturación de los servicios ha ido escalando a la par del aumento vertiginoso de contagios en la región, que alcanzó en los últimos días el primer lugar del mundo en número de casos y el segundo en decesos, después de Europa.
EL DESBORDE TOCA A CASI TODA LA REGIÓN
En este momento la región de América Latina y el Caribe registra más del 50 % de los contagios del continente, con Brasil, Perú, Chile y México entre los diez primeros del mundo en cuanto a cifras totales de casos y con un repunte de infectados en naciones como Colombia, Costa Rica, Bolivia y Panamá.
La alarma más reciente la emitió Panamá, donde el lunes se informó la ocupación del 100 % de las UCI en todos los hospitales privados del país, mientras los profesionales del sistema público mantienen su protesta ante un previsible colapso.
En algunas zonas de Latinoamérica los médicos incluso se han visto obligados a elegir a qué pacientes internar o atender con prioridad, mientras en Bolivia se contempla la expropiación de hospitales y cementerios privados.
LA ESTOCADA A UN SISTEMA PRECARIO
Antes de la pandemia ya existía una situación compleja en la región, cuyo gasto total en salud es en promedio el 6,6 % del PIB, inferior al 8,8 % de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y con grandes variaciones de país a país, desde el 1,1 % en Venezuela, pasando por el 9,2 % en Uruguay, hasta un 11,7 % en Cuba en 2017.
El epidemiólogo Alejandro Macías, excomisionado para la atención a la influenza en México, reconoce que históricamente ese país, como la mayoría de Latinoamérica, ha tenido un sistema de salud desabastecido y, aunque se «ha hecho un enorme esfuerzo» para brindar atención, existe un riesgo latente de colapso en varias zonas. EFE.