Radio América. El cardenal Óscar Andrés Rodríguez en la misa matutina dominical manifestó este día que el COVID-19 no es una broma e hizo un llamado a la población a la responsabilidad de no contagiar a otros.
“En las circunstancias actuales del mundo y de nuestra Honduras se debe cuidar la salud de todo nuestro pueblo, no actuando irresponsablemente, sino más bien siguiendo las medidas de salud para vencer este virus que no es broma”, dijo.
Basado en el texto del libro de Juan capítulo 10, el líder de la iglesia católica en Honduras hizo referencia a la figura del Buen Pastor y de los salteadores.
Antes de dar paso a la alegoría del rebaño comentó como tristemente algunas personas “irresponsablemente” han difundido este patógeno al punto de rebasar ya los 1,000 contagios a nivel nacional con saldo de 76 muertes.
“Vemos como va subiendo el número de los contagios -por coronavirus- y así podrían ir subiendo las cifras de muertes, Dios no lo permita, pero entonces delante de Dios debemos cumplir con todo aquello que se nos indica para vencer este mal”, agregó.
Con ocasión del Domingo del Buen Pastor el prelado hondureño recordó la palabra del que entra por la puerta y es reconocido por sus ovejas y del ladrón que sube por otra parte.
En ese sentido invitó a no continuar ignorando uno de los mandamientos de Dios que insta a “no robar”.
“Roba el carterista, el asaltante, pero también aquel que hace mal uso de los fondos públicos y aquel que quiere defraudar como tristemente hemos estado escuchando en estos últimos días”, expresó.
“Ladrón y bandido le llama Jesús a todo aquel que toca lo que no es suyo y peor aún en tiempos de esta pandemia”, dijo en referencia a las denuncias de corrupción en el marco de la emergencia por COVID-19 en Honduras.
Señaló que el mal manejo de recursos en esta crisis sanitaria engloba a los responsables de esto en la categoría de los “inescrupulosos”, es decir, de los que ambicionan sin importar los demás y de los que se aprovechan de la situación adversa.
En relación al confinamiento que está viviendo la mayoría de la humanidad para hacerle contención a la pandemia, el cardenal manifestó que ésta cuenta con una dimensión espiritual.
“Nos habla de la solidaridad y de la caridad en soportar con paciencia el hecho de no poder retornar todavía a las actividades diarias. Eso es precisamente amor para que Honduras se libre de este mal. No es que estamos en la cárcel, estamos únicamente en nuestros hogares cuidado que ahí no entre el contagio y no siendo irresponsable saliendo sin las medidas necesarias de salud”.
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