La oficina del gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, rectificó este lunes las palabras del mandatario en las que tachó de «inmigrantes ilegales» a las cinco víctimas hondureñas de la masacre del fin de semana en la localidad de Cleveland, aun cuando una de ellas era residente en el país.
Su comentario había generado el rechazo del Gobierno de Honduras, de activistas y de usuarios en redes sociales que consideran que estigmatizaba a los fallecidos, entre los que hay un niño de 9 años.
En un comunicado enviado a medios locales, la portavoz del gobernador, Renae Eze, justificó que habían recibido información errónea por parte de «funcionarios federales» de que las cinco víctimas estaban en el país de forma irregular.
«Lamentamos si la información fue incorrecta y desvirtuó el importante objetivo de encontrar y arrestar al criminal», expresó la portavoz.
Añadió además que «cualquier pérdida de vidas es una tragedia» y que su corazón está «con las familias que han perdido a sus seres queridos».
El comentario en cuestión lo hizo Abbott el domingo a través de un comunicado en el que anunció una recompensa de 50.000 dólares por información que conduzca a la captura del «criminal que mató a cinco inmigrantes ilegales».
La Liga de Ciudadanos Estadounidenses Latinos Unidos (Lulac) deploró este lunes el uso por parte del gobernador de «lenguaje denigrante» y reivindicó que «toda vida humana, sea cual sea su estatus de inmigración, merece que se le trate con respeto y dignidad».
Fuentes de la embajada de Honduras en Estados Unidos confirmaron a EFE que Diana Velásquez, una de las víctimas, tenía residencia permanente en el país, mientras que el resto eran indocumentados.
Las autoridades, que han ofrecido una recompensa de hasta 80.000 dólares, continúan hoy la búsqueda del sospechoso en el crimen, identificado como Francisco Oropesa, de 38 años, y nacionalidad mexicana.
El viernes por la noche, Oropesa estaba disparando con su fusil semiautomático en el jardín de su casa en la localidad texana de Cleveland cuando uno de sus vecinos se le acercó y le pidió que dejara de hacer ruido porque era muy tarde y la familia, incluidos unos niños, no podía conciliar el sueño.
Oropesa respondió irrumpiendo en la vivienda de sus vecinos para dispararles en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una «ejecución», de acuerdo con el informe policial.
Dentro de la vivienda había 10 personas y cinco perdieron la vida. Los nombres de los fallecidos son Daniel Enrique Lazo, de 9 años; Sonia Argentina Guzmán, de 25; Diana Velásquez Alvarado, de 21; Obdulia Molina Rivera, de 31, y José Jonathan Cáceres, de 18 años. EFE