EFE. La Unidad Sindical Magisterial y la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, demandaron este sábado la suspensión de clases en Nicaragua, para evitar la propagación del COVID-19, tras la muerte de al menos seis maestros a causa de la pandemia.
El sindicato y el movimiento opositor pidieron públicamente la suspensión de clases con el argumento de que los padres de familia no están enviando a sus hijos a las escuelas por temor a la pandemia, pero también porque los maestros se están contagiando «de manera innecesaria».
«Hay una gran cantidad de docentes contagiados, nosotros ya perdimos la cuenta porque nos llaman de todas partes de Nicaragua, las autoridades se niegan a suspender las clases, aunque las escuelas están vacías, los maestros tienen que tomar hasta dos buses (autobuses) o más, y no se les está dando ningún tipo de protección, por eso algunos están muertos», dijo a Efe, la presidenta del sindicato, Lesbia Rodríguez.
La Alianza Cívica agregó que «durante la pandemia, muchos docentes han sido obligados a exigirles a los padres de familia enviar a sus hijos a las escuelas, visitando incluso casa por casa para hacer la presión a la asistencia. Directores de centro han girado instrucciones de poner término al año escolar para aquellos estudiantes que se ausenten».
La Alianza criticó que Nicaragua se mantiene como el único país de América, y uno de pocos en el mundo, donde las clases no han sido suspendidas, a pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Nicaragua cuenta con más de 45.000 docentes, unas 10.000 escuelas, y 1,2 millones de estudiantes en niveles básicos y bachillerato
Los demandantes también se quejaron de que los docentes de quinto y sexto año de educación básica fueron “obligados” a llevar un curso de capacitación presencial a partir de esta semana, porque, afirmaron, incrementa el riesgo de contraer COVID-19.
El presidente Daniel Ortega ha recibido críticas, dentro y fuera de Nicaragua, por su particular manejo de la pandemia, que consiste en no establecer restricciones, permitir mínimas medidas de prevención, y promover aglomeraciones, cuyos asistentes, exclusivamente sandinistas, luego son enviados a realizar visitas casa por casa.
Hasta ahora el Gobierno de Nicaragua, el segundo país más pobre de Latinoamérica, reconoce 279 infectados por el nuevo coronavirus, con 17 muertos. El independiente Observatorio Ciudadano COVID-19, que goza de mayor credibilidad que las autoridades, reporta al menos 2.323 casos, con 465 fallecidos.
La OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), así como la Organización de los Estados Americanos (OEA), han mostrado su preocupación por la situación de Nicaragua, mientras que la oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), han pedido a Ortega que garantice el derecho a la salud.