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Un proceso electoral transparente y confiable

Un proceso electoral transparente y confiable

Por Arturo Alvarado Sánchez: El próximo 28 de noviembre se celebrarán las elecciones generales en Honduras y, como siempre sucede, miles de hondureños estamos expectantes sobre cómo se desarrollarán los mismos y cuáles serán sus resultados.

Esperamos que no se repitan los sucesos de las elecciones pasadas, deseando fervientemente que estas elecciones se celebren en forma pacífica y transparente y que no haya dudas sobre los resultados, independientemente de quién resulte ganador. La economía de Honduras está comenzando a recuperarse de los efectos de la crisis sanitaria del covid-19 y de los vientos huracanados de noviembre del año pasado y lo que menos necesitamos es un ambiente de violencia y zozobra que venga a contrarrestar esta incipiente recuperación.

La transparencia en todo proceso electoral es un factor clave y conlleva la garantía de un resultado incuestionable que dé legitimidad al ganador, a las instituciones electorales que lo condujeron y a los partidos políticos que participaron. Para ello es vital que los órganos electorales actúen en forma imparcial y equilibrada, sin inclinarse a favor de ninguno de los partidos políticos, independientemente de sus inclinaciones personales. De lo contrario, las dudas sobre los resultados prevalecerán y se repetirán las acusaciones de fraude como justificativos para salir a las calles, los enfrentamientos entre hondureños y hasta el derramamiento de sangre.

Para este proceso electoral se han generado cambios importantes que deberían contribuir a darle credibilidad al proceso. Se tiene una normativa electoral actualizada, que, si bien no contempla algunos temas como la reelección presidencial, la segunda vuelta y la ciudadanización de las mesas electorales, que fueron debatidos en reuniones de concertación entre los altos dirigentes de los partidos, sí está mucho más actualizada que la ley anterior. Adicionalmente, se cuenta con un nuevo censo de la población y con un nuevo documento de identificación nacional.  También se instalarán lectores de huellas en los centros de votación. Estos cambios deberían permitir que el proceso electoral se desarrolle en forma tranquila.

Pero, independientemente de lo anterior, las instituciones electorales tienen la obligación moral de garantizar la pureza y legitimidad de las elecciones y deben actuar con el profesionalismo y honestidad que son requisitos indispensables para cimentar la credibilidad. Tienen que olvidarse de sus preferencias políticas y dejar de actuar como defensores a ultranza de los intereses de su partido y pensar que tienen que responder a la ciudadanía y a los mejores intereses de Honduras.

Por otra parte, los ciudadanos debemos concurrir a las urnas y emitir un voto inteligente, razonado y pensando también en los mejores intereses de Honduras y para esto hay que dedicar un espacio de tiempo para obtener información básica de los candidatos. Todos sabemos que los políticos en campaña ofrecen el cielo y la tierra, que van a generar miles de empleos, que la salud y la educación serán su prioridad, que combatirán la corrupción, etc., etc., sin ninguna intención de cumplir y, que una vez pasadas las elecciones, los electores pasamos a segundo plano. Los ciudadanos debemos ser promotores de cambios positivos.

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