Radio América. La Policía Nacional de Honduras informó este sábado de la detención de nueve personas, entre ellas, siete funcionarios policiales, por su presunta participación en los delitos de tráfico de drogas y asociación ilícita.
Ante eso, la directora de comunicaciones de la Secretaría de Seguridad, Rebeca Martínez, dijo que la presentación de los siete agentes, «es porque se está dando muestra de transparencia y advirtió que no se tapará ningún acto irregular que pueda ser cometido por funcionarios policiales».
La entrevistada resaltó que la captura de los policías no es al azar, sino que son acciones que se desarrollan en el tiempo para detener a las personas que infrinjan la ley.
«Los funcionarios policiales tienen claro que no hay ninguna tolerancia al momento de determinar que tienen vínculos con estructuras y organizaciones del crimen organizado, que en situaciones buscan inmiscuirse en las estrategias de seguridad que se desarrollan a nivel del país», subrayó Martínez.
Las nueve personas fueron arrestadas para «efectos de investigación» tras varios meses de «acciones de vigilancia y seguimiento», y fueron puestos a disposición del Ministerio Público de Honduras para que «se les siga el proceso legal», señaló la institución en un comunicado.
Los siete policías y dos civiles fueron detenidos en el departamento de Olancho, oriente del país, en una operación ordenada por el director general de la Policía hondureña, Orbin Galo.
Los capturados son investigados por suponerlos responsables de los delitos de tráfico ilícito de drogas y asociación ilícita», añadió.
En la operación, las autoridades decomisaron «en calidad de evidencia» dos vehículos, dos mochilas con supuesta droga y las armas de reglamento de los agentes policiales.
La operación es el resultado de «capacidades adquiridas y de la dotación tecnológica con la que hoy en día cuenta la institución» destacaron las autoridades policiales.
La inversión en equipo de alta tecnología para labores de investigación criminal, así como las fortalezas de los equipos de inteligencia, permiten «una lucha frontal contra las estructuras criminales que buscan continuamente infiltrarse en los entes de seguridad del Estado de Honduras, para sacar provecho a sus actividades ilícitas», destacó la institución policial.
La detención de los siete policías es «un voto de confianza» para la sociedad hondureña y demuestra que el «esfuerzo, la disciplina y el compromiso de los buenos policías nos dan resultados certeros contra la criminalidad que busca abrirse espacios en instituciones como la nuestra».
La Policía hondureña afirmó que «no hay ni abra tolerancia» para el funcionario que «irrespete el uniforme y se asocie ilícitamente con delincuentes o criminales para sacar provecho de su condición de servidor público».
Más de 5.000 agentes, incluidos seis generales, han salido de las filas de la Policía de Honduras desde 2016 como parte de un proceso de depuración en la institución, salpicada por casos de homicidios, narcotráfico y otros delitos.
En teoría, la depuración de la Policía se inició en 2011, pero en la práctica no se había ejecutado por falta de voluntad política, según la opinión de diversos sectores.